domingo, 27 de diciembre de 2015

PEÑA EL VENTANILLO, Lezáun.

Esta historia está extraída de euskomedia.org. 
Leyendas y cuentos de Lezáun (Navarra) de Pedro Argandoña y su informante fue Antonio Ros Chandía.
El enlace a la pagina es éste.
Si quieres ver la excursión que hice desde Lezáun hasta Malkasko y la Trinidad de Iturgoyen, pincha aqui.


Hace muchísimos años en el pueblo de Lezáun, en el paraje de Sasquiasu o Saskiasu vivía un Raposo, (un zorro, vamos) junto a una gran peña conocida como Peña del Carbón, por ser zona de carboneras.
El Raposo era bastante peculiar porque vestía con traje de pana y el pantalón se lo ataba con un cinto de trece cuartas de largo.

Digresión: ¿Cuanto es una cuarta?  Pues resulta que una cuarta es un palmo, la historia es que cada uno tenemos el palmo de diferente tamaño. Según San Google, que todo lo sabe mide 22.86 centímetros, vamos a dar por buena la cifra, con lo que el cinto del Raposo medía 3 metros 20 cm. de largo, vamos que o le daba 3 vueltas o mas que un zorro era un mamut.

Volvemos a la historia, el Raposo solía juntarse con los carboneros a las noches cuando iban a las carboneras a darles "betagarri" (Que es introducir nuevas brasas para que siga la combustión). Sobre de que hablaban el zorro y los carboneros, no dice nada la historia.
Desde lo alto de la Peña una de esas noches se dieron cuenta que en lo alto de una gran haya había puesto un águila un hermoso nido en el que había 3 lozanos aguiluchos, pero ninguno podía, o se atrevía a subir hasta tan arriba.
Al Raposo se le hacia la boca agua pensando en tan suculento manjar y se le ocurrió una idea.
Una noche, a las tantas de la madrugada, se bajó a Lezáun y llamó a la casa de un tal Meregildo, al parecer buen amigo suyo. Meregildo se asomó a la ventana y el Raposo le dijo.

- Baja, que tengo un secreto.

Meregildo en vez de tirarle el orinal a la cabeza, que hubiera sido lo suyo, se puso el pantalón rápidamente, el calzoncillo lo tenia puesto desde que nació (y esto no me lo he inventado), y bajó.

- ¿Sabes que he pensado?. Que me des un destral (hacha pequeña) para que tire el haya en la que está el nido, yo me zampo a las crías y tu te quedas con la leña para hacer carbón. 

A Meregildo le pareció una idea estupenda, a cambio de un hacha pequeña tendría madera en abundancia, con lo que volvió para adentro, cogió el destral y ya de paso una hogaza de pan y una botella de aguardiente (desayuno ligero, vamos) y después de darle un par de tientos a la hogaza y unas morradas a la botella se volvió el Meregildo a la piltra con la tripa calentica y el Raposo se fue a entrar en faena.
Cuando llego el Raposo donde el haya le dijo al águila.

-Tírame una de las crías o tumbo el haya a hachazos.

Ella le contestó.

-Tu no tienes fuerzas ni modo de tirar un árbol tan grande.

Hay que recordar que el Raposo era navarro, y no hay mayor error que decirle a un navarro, que no puede hacer algo. Por lo que se puso a atizarle hachazos al haya con gran entusiasmo.
El águila al ver que la cosa iba en serio le tiró la mayor de las crías, que ya tenia bastantes plumas y esperaba que pudiese burlar al Raposo, pero se golpeó con una rama al caer, rompiéndose un ala y acabando en el buche del Raposo.
Tan buena le supo que le dijo al águila que le lanzara otra al par que reiniciaba los hachazos, el águila se la tiró esperando que se cansara y la dejase en paz, pero mas que cansarse con la tripa llena se sentía mejor que nunca y siguió dando hachazos hasta que tumbó el árbol y se zampó la tercera cría. 
El águila voló hasta otro árbol y empezó a meditar su venganza, cuando el Raposo se lo puso a huevo.

Le dijo:

-Sabes que en el cielo hay bodas, me gustaría verlas y tu podrías llevarme.

El águila contestó:

-Ahora mismo.

Bajó el águila, monto el Raposo en su espalda y emprendieron vuelo. Cuando ya iban muy altos el águila le dijo:

-Amigo zorro muevete un poco a la derecha que te vas a caer por la izquierda.

El Raposo hizo lo que le pedía el águila y ésta aprovechó su movimiento para lanzarlo al vacío.
Mientras caía dicen que gritaba.

- Fuera piedras, que sus parto.

(Confianza ciega en si mismo oyes)

Como las cosas que bajan de lo alto, no suelen bajar verticales, sino que se suelen desviar, el Raposo fue a parar a una zona de entre Riezu y Arizaleta en la que hay una piedra alta y delgada que parece un tabique alargado. El Raposo atravesó dicha piedra haciéndole un agujero, que está a la vista del que quiera verlo, y se mató.

Meregildo tampoco se fue de rositas, por aprovecharse de la leña, el guarda le puso una multa de 700 maravedis que tuvo que pagar al pueblo.





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